Hija mía, deja que tu vida entre en el mundo de las tinieblas
como una chispa de luz, sin parpadeo y pura,
y agradecerles en silencio.
Sabes, hijo mío, son crueles en su codicia y envidia,
sus palabras son cuchillos disfrazados sedientos de sangre.
Pero no temas, hijo mío, ve y permanece en sus c...Continuar leitura
Hija mía, deja que tu vida entre en el mundo de las tinieblas
como una chispa de luz, sin parpadeo y pura,
y agradecerles en silencio.
Sabes, hijo mío, son crueles en su codicia y envidia,
sus palabras son cuchillos disfrazados sedientos de sangre.
Pero no temas, hijo mío, ve y permanece en sus corazones,
y deja que tus tiernos ojos caigan sobre ellos
como la serenidad perdonadora de la noche.
Hija mía, déjales ver tu cara y para que lo sepan
significado de todas las cosas, que se amen y se amen unos a otros.
Ve, al amanecer, abre y levanta tu corazón como una flor en flor, y al atardecer, inclina la cabeza
y completa silenciosamente la adoración del día.
Recuerda, hija mía, dioses y demonios,
los fantasmas y los elfos son fragmentos de uno,
construido por la mano del abismo.
Entonces, sigue adelante, ve a la orilla de la vasta oscuridad,
allí, está el Gran Encuentro de Niños,
allí, el mar le da una sonrisa a la playa,
allí, cantan las olas frente a la muerte.Recolher